viernes, 4 de enero de 2008

Cibernáutica

Navegar sobre una red de signos. Navegar sobre y dentro de un oceáno matemático-verbal, que no por virtual es menos real, que no por digital es sólo un invento nuestro: algo de la naturaleza del internet nos trasciende, esa inmensa y finísima retícula de relaciones, ese sutil ciberespacio que propiamente no existe, es una suerte de topos uranus artificial que se ha encendido con electricidad, capaz de interconectar nuestra vida intelectual con toda la certeza del sonido y la imagen. Por otro lado, es al remar cuando va cobrando sentido el descomunal maremágnum de bits, que sin nuestra consciencia (awareness) no es nada, requiere de nuestra humanísima relación verbal-interpersonal. Más divina inspiración pues, que magia tecnológica: entre el hardware inerte se ha levantado el Logos con su racionalidad, con su naturaleza que es encuentro, con su vida. Y realmente puedo hallar a mi prójimo, el medio cumple: la comunicación se realiza, verdadera.


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