martes, 20 de mayo de 2008

Champagnat y la vida trascendente

No sólo nuestros contemporáneos nos provocan diversas emociones y actitudes, también nos relacionamos y encontramos de una manera particular con las personas de otros siglos. Sin importar si han fallecido, por muy antiguos que sean, en sus obras, en las representaciones que hay de ellos, en nuestros recuerdos o en cualquier cosa que hayan dejado a su paso, se hacen presentes de una manera especial. Nos enfrentamos a sus rasgos -no sólo morales sino hasta los físicos- con nuestras pasiones. Así, pueden parecernos antipáticos o tan cercanos como un amigo o hermano.

Así, puedo hablar de una relación interpersonal con Marcelino Champagnat. De algún modo, se atravesó en mi camino, yo no lo buscaba, es más, de entrada me resistí a conocerlo, a causa de diferentes circunstancias de mi existencia.

Pero ahí estaba su rostro, cerca, como sus palabras que de pronto se hacían presentes. No había de otra: tenía por destino que conocer más sobre su persona. Un grato descubrimiento.