jueves, 13 de agosto de 2009

Nadie entre aquí...

Dicen que un anciano poeta hace mucho tiempo dio vida a una rara esfinge, en ese territorio sin mapas ni astrolabios, pronunciando o escribiendo quién sabe qué letras o qué palabras sobre la cantera hoy desaparecida. Desde entonces, vigila los valles con su inquietante y pétrea mirada. La leonina figura de su cuerpo se yergue femenina en la entrada de ese panteón de reyes, para proteger con la ferocidad de un cancerbero el tesoro de verdad que yace dentro. Su hermoso rostro de doncella es un encanto más, como su voz, inverosímil y espectral, un anzuelo son sus enigmas desquiciantes, ahí se pierden atracadores y ladrones, estrangulados ahí sucumben traidores, pederastas y asesinos: soberbia y terrible fortaleza que en los dinteles de su gigantesca, inexpugnable y antiquísima puerta lleva escrito no sé si en griego o en latín, pero claramente se entiende: "Nadie entre aquí si no sabe amar”.