sábado, 10 de enero de 2009

Wirikuta

Desértico

Llegamos al desierto de Wirikuta en el día de los Santos Reyes. Al ocultarse el sol, tuvimos que sufrir un frío mayor al que habíamos imaginado: pero el frío también era una buena noticia, por lo menos no tendríamos un encuentro con serpientes y cascabeles. En la mañana, a la hora del amanecer, salimos rumbo a la reflexión y purificación que hasta aquí nos había traído. Entre las espinas y la rudeza desértica, vamos tres amigos avanzando en el místico desierto de San Luis Potosí. La tierra seca no impide el crecimiento de una buena cantidad de 'gobernadoras', yucas y cactáceas de todo tipo, aprovecho para tomar fotografías con la 40D que sí resiste la inclemencia del polvo.

Después de un rato caminando, podemos descansar bajo la sombra de un árbol. Veníamos viajando juntos pero hasta ahí nos reencontramos como amigos. La gracia de Dios, como brisa inesperada, se derrama: las palabras no suenan igual, las miradas tienen un brillo inusual, hasta el cielo ha sido tocado por este movimiento del Señor que ha escondido dones de amor y verdad aun debajo de las gobernadoras que dominan el lugar.