Alegría de la creación que aún florece, estalla en colores,
siempre memoria última de un génesis cósmico y edénico,
y es que con hábiles manos este gran concierto ha sido moldeado,
pensado primero, esculpido y embellecido con suma prudencia.
Nuestras almas se gozan en ti, Padre Eterno,
nuestros corazones celebran tu Belleza increada,
clamamos por verte, por entregarnos a ti y ser
completamente: sólo en Ti, la vida y el descanso.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
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