martes, 28 de octubre de 2008

Poeta de montaña

Llegó muy cansado después de andar tanto tiempo entre riscos, desfiladeros y caminos empinados -y espinados. La montaña también esperaba su llegada con esa brisa que embriaga, y la calma edénica de su inocencia natural, y el incesante concierto de aves e insectos con que agasajaba a su huésped.

No vive sólo en la montaña el poeta, aunque de ahí sea su vida y el sentido de su ser, también él vaga por el mundo como los antiguos filósofos, pero siempre añorando el hogar de sus ilusiones, el lugar donde canta, esa cumbre donde se contempla, donde se siente más cerca la vida celestial.

Sí, vive sólo en la montaña el poeta, pues cuando vaga por valles fatales y llanos en llamas, apenas y es persona, no canta, no es poeta el pobre mortal.