sábado, 17 de octubre de 2009

Ser persona

En medio del torbellino desquiciante del siglo, contaminados de una despersonalización creciente en todos los ámbitos de la vida humana, en estos días nos cuesta trabajo entender el ser "persona" de Dios, se confunde con un barato antropomorfismo, porque antes se ha olvidado la dignidad de la persona, repetidamente se ha negado su puesto privilegiado en la creación. Dios no puede ser menos que lo superior del cosmos: el ser persona, ser consciente de sí mismo, libre y creador, con inteligencia abstracta y racional, capaz de identificarse con un nombre -que enfatiza su autonomía existencial-, apto para denominar y explicar las cosas, entre todos los seres vivos es único en su capacidad de dar razón de sí mismo y de las cosas. La persona posee una especial dignidad de poder ser un sujeto en medio de los objetos, tiene tal libertad, por eso hace ciencia objetiva o crea arte original, respira la trascendencia y lo sublime, contempla y medita, como una suerte de Proteo hasta se transforma y recrea a sí mismo.

Persona