Con justa razón, se limitaba a callar, la mayoría de las veces.
Algunos creían seriamente que sufría de algún tipo de locura, al menos no era violento.
Él, callaba. Su gran descubrimiento en la vida había sido la existencia de Dios, sólo de eso podía, sabía y quería hablar.
Por eso hablaba poco: no hallaba en esta urbe muchos interlocutores.
Fotografía: Promesa de libertad.
martes, 15 de enero de 2008
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