En este mundo el gozo de la victoria -por exaltado que sea- es apenas un atisbo, un brevísimo vislumbre de la plenitud total y eterna del paraíso de Dios.
El que con gran esfuerzo y perseverancia ha perseguido y logrado el triunfo, debe darse cuenta dónde radica la más grande victoria, y no perder el tiempo naderías.
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