miércoles, 10 de junio de 2009

Por necesidad

Necesitaba expiar culpas recónditas, por ello no se le vio durante meses. Cuando volvió a mostrarse, ya había tomado la decisión de emprender una larga peregrinación, sin cargar nada excepto pura caridad y esperanza. Palmero por necesidad, su vida había ofrecido a Nuestro Señor. Se supo que llegó a Palestina, que después de conocer el Santo Sepulcro sintió que su viaje llegaba a su fin. Se abrazó a los santos lugares con tal ardor, que no quiso conquistar nuevas metas: en adelante sólo viviría para comulgar en la mesa del Rey de Jerusalén.