México creativo y de colores, siempre barroco y boyante
como la maravillosa mente de Sor Juana -mejor aún: como su corazón-
como abstracciones de Paz: viajes -o simples virajes- de la eterna poiesis
o los cantos de Pellicer -y ya estoy cerca de Veracruz o de Tabasco-
igual que las armonías felices de Moncayo -y su celebración perpetua-
o la épica viril del Maestro de América, hijo de Oaxaca y de Atenas
-y es que algo tenemos de griegos, romanos, hispanos y hasta de moros...
por la Madre Patria, también somos de Israel, como nuestra fe profunda y viva
que nos mantiene tan cerca de María de Nazareth, la Reina del Tepeyac
martes, 14 de septiembre de 2010
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