No puedo encontrar en mi -si quieren, estrecho- inventario mental de obras musicales, una que pueda ser considerada superior al Messiah de Handel.
Una obra auténticamente divina, el Messiah eleva los espíritus atentos, con la misma vehemencia con que su partitura mueve a los intérpretes que, absortos, parecen danzar y alabar devotamente al más grande Lord, mientras ejecutan el apasionado y magnífico himno, como vivas imágenes de un coro celestial en esta tierra.
El Messiah dignifica nuestra vida humana con la perfección de su belleza melódica, su alcance es indudablemente universal: vivifica las almas como agua fresca con su fértil espiritualidad.
¿Habrá quien no escuchará nunca el Hallellujah del Messiah?
domingo, 25 de mayo de 2008
Messiah
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2 comentarios:
Oí la obertura y el segundo recitativo del Messiah... Supongo que la parte de la Ascensión, donde se oye el Hallelujah, es más exaltada, :).
Sólo cuando quería escapar, y ver el ascenso vertical derechito hacia la luz. La luz materializada, objetivizada. La que salva. Separada de las sombras qué le dan forma a la complejidad de la vida en la tierra. Entonces me gustaba Handel.
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