miércoles, 6 de agosto de 2008
Sueño de verano
Recién ayer me hallaba sumergido en las saladas aguas del Pacífico mientras pensaba que estar ahí, realmente dentro del agua, me resultaba siempre como un sueño, aún con los ojos bien abiertos. La luz del sol ayuda a forjar la ilusión regalando tonalidades oníricas al continuo vaivén de las aguas. Pero lo que realmente nos rapta hacia un mundo paralelo es tener los oídos dentro del agua mientras los ojos miran a los cielos...
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5 comentarios:
qué envidia! (y qué parecido con Adriana, la del cuento del Quique)
Cierto, ya lo leí, se parece a ese párrafo sobre el gusto de Adriana por flotar. Pero, por cierto, a esa pobre niña sólo se le ofrece un dios de opio y sensiblería, se le predica un dios para no pensar, que soslaya con un olvido culposo toda esa milenaria reflexión y discusión filosófica y científica para sostener la existencia de Dios (sin que esto signifique una falta de respeto a otras posiciones), que han abanderado pensadores de todos los tiempos de la talla de Aristóteles, Platón, Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, Maimónides, Averroes, Descartes, Pascal, Balmes, Leibniz, Lammarck, Kierkergaard, Husserl, Scheler, Stein, Buber, etc.
Creo que el cuento de Amanda no está terminado, o eso me dijo.
No le creas al Quique, luego nomás inventa cosas, como las que inventa de mí.
Oye, por cierto, me gusta tu blog.
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