lunes, 27 de julio de 2009

Miopía de las grandes urbes

Grandes edificios, torres y rascacielos saturan el panorama e impiden mirar cualquier vestigio de los cerros y montes aledaños, menos se ven sus árboles, el verdor o los dibujos de su vida natural.

De noche, mar de focos, ríos audaces de faros, todo un festín de neones y tungsteno: con egoísmo y soberbia sin disimulo la luz de la gran ciudad oculta la luz de las estrellas, menos se ven planetas o cometas en esa niebla opaca de luz artificial... Sí, las metrópolis de tan grandes nos encierran en los lindes asfixiantes de su urbanidad. Miopes ante el cosmos y demás esferas, reacias a la trascendencia del espíritu. Las magnas metrópolis como carceleros autistas encarcelados en sus propias jaulas de asfalto, cemento y electricidad.

No nos dejan ver cuántas cosas las grandes ciudades...

You Don't Let Me Sleep Much
(Foto: Jason Combs)

6 comentarios:

quique ruiz dijo...

No me queda muy clara la conexión entre no espiritualidad y urbanidad (de metrópoli).

quique ruiz dijo...

Creo que ya entendí: lo espiritual sólo yace en lo creado por Dios y lo urbano es creado por el hombre.

JBF mx dijo...

No necesariamente, no creo que haya tal polaridad entre espiritual y urbano.

Pero si' creo que la vida en las grandes urbes hace ma's difi'cil el descubrimiento de la vida espiritual, pues ofrece al ser humano tantas cosas para entretener y confundir, que dificulta la concentracio'n y el recogimiento interior.

quique ruiz dijo...

Ah.

Creo que sí.

quique ruiz dijo...

Creo que algo que también dificulta el recogimiento interior es el exceso de trabajo, ese trabajo para tener cosas. Pienso que a esta gente moderna y trabajadora le falta ocio, ocio para reflexionar o crear. Quisiera hacer notar que el ocio no necesariamente es no hacer nada.

JBF mx dijo...

De acuerdo. Hay un ocio conveniente que el neg-ocio nos quita. En ese ocio brota el tiempo para la contemplación, la creación, la recreación...