También nos inspira y mueve la inspiración ajena, si es auténtica y sustancial, cuando se encarna fielemente en poemas, gracias a la magia incomprensible de esos trazos breves que llamamos letras.
Leer es visitar a una persona en la intimidad de su conciencia. Impenetrable, el intelecto ajeno, sí se deja alcanzar con el leer y se abre al mundo con el escribir.
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