lunes, 14 de diciembre de 2009

Fe de San Juan

Nunca olvidaré el sol de la montaña. Límpido y resplandeciente acarició mi alma, no supe distinguir entre su luz y la caridad soberana.

Por eso mismo, para mí no existen ya las noches sin esperanza.

1 comentario:

Dyas dijo...

Muy bonito texto, y muy verdadero. Y excelente blog el tuyo.
Creo hay afinidad entre nuestros blogs, por eso me uno a tus seguidores (y espero tú también me sigas a mí)y a ver si continuamos en contacto.
Saludos.