sábado, 13 de septiembre de 2008

El oro de su voz

El oro de su voz
inundaba los aires
mientras las almas
retornaban...

El orden áureo,
la belleza y la armonía,
todo por su quemante
boca de dios...

De lógica perfecta
castillos impecables,
beatífica elocuencia,
canto de vate...

El resplandor
de ese pulcro metal
abría los ojos
alumbraba la vía...

Con nueva vida
y esperanza,
mientras las almas
palpitaban...

3 comentarios:

quique ruiz dijo...

Me hizo pensar en El perseguidor de Cortázar: recordar aquello que Johnny Carter perseguía, aquello que escuchó una sola vez, esa música que sólo una vez salió de su saxofón.

Unknown dijo...

es la voz que llama a vivir con el corazón entregado, no? y lo digo y no sé qué digo.

JBF mx dijo...

Quique: Tengo que leer más a Cortázar, sin duda, no conozco el personaje.

Cristina: Me encantan tus interpretaciones, pero te explico por qué te respondo con reticencias: Aunque exista una intención clara en el autor, me gusta pensar en los textos como obras abiertas y autónomas que son completadas por todo lector (incluido el autor en cuanto tal). En ese sentido la obra se enriquece con cada encuentro, y a cada quién le habla a su modo.

Por eso no te respondo "sí, eso trataba decir" o "no, era esto otro", más bien disfruto de las lecturas posibles de ese texto que ya tiene su propia vida. Y es que en muchas ocasiones, ni yo sé bien a bien qué quería decir... ¿no te pasa algo similar con las pinturas?