El auditorio Guelaguetza estaba repleto, la gente entusiasta resistía el rigor del sol, entre colores y dorados resplandores se alzaba la belleza del día, dominaba la gracia del santo espíritu desde el cerro colmado de fe, llenos de esperanza los cantos subían vigorosamente a los Cielos: era el coro de todo un pueblo clamando a Dios.

1 comentario:
oy qué bonito, me hubiera gustado estar ahí.
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